Carlos Andrés Pérez nace el 27 de octubre de 1922 en Vega de la Pipa, un pequeño poblado cerca de Rubio, ahora capital del municipio Junín del estado Táchira. Desde muy temprana edad Carlos Andrés mostró tanto inclinaciones como aptitudes para la política; siendo apenas un muchacho, le insiste a su paisano Leonardo Ruíz Pineda que lo incorpore a las actividades del Partido Democrático Nacional (PDN), organización política que era ilegal para ese momento y que finalmente fue germen fundacional del partido Acción Democrática. Debido a su corta edad (no más de 14 años), Ruiz Pineda no lo admite, pero Carlos Andrés lo fuerza a incorporarlo cuando, en una sola noche y en componenda interesada con los comunistas, empapeló todo Rubio con afiches. Leonardo inmediatamente entendió que no incorporarlo al PDN sería una doble pérdida: no tenerlo y que lo tuviera otro. Carlos Andrés luego se reía de su estrategia, porque jamás hubiese sido comunista… más allá de aquella noche.

Más allá de esos coqueteos provincianos con la política, Carlos Andrés comienza a formarse como líder en las aulas y los patios del Liceo Andrés Bello, en Caracas, donde viene a estudiar sus últimos años de bachillerato a consecuencia de las vicisitudes que la muerte de su padre acarrea. En aquel recinto de saber, con profesores insignes, dentro de los que se cuenta al gran Rómulo Gallegos, y de alguna manera con el auspicio de Ruíz Pineda, CAP -como luego sería llamado por la mayoría del pueblo venezolano- conoce al compañero Roca, seudónimo que en la clandestinidad utilizaba Rómulo Betancourt, su gran mentor. Para las semanas previas al 18 de octubre de 1945, CAP fungía como chofer y asistente de Betancourt, Prieto y otros grandes líderes del naciente partido que el 13 de septiembre de 1941 ve la luz en el multitudinario y recordado mitin del Nuevo Circo. Instalada la Junta Revolucionaria de Gobierno luego que Isaías Medina Angarita conviniera en entregar el poder, Carlos Andrés se convierte en el Secretario Privado del Presidente Provisional de la República, Rómulo Betancourt.

Desde esos días de octubre de 1941 hasta su última salida del país, expulsado por la inquina y revancha de quienes en buena lid jamás pudieron derrotarlo, Carlos Andrés Pérez dedicó toda su vida y su esfuerzo a construir y consolidar la democracia en Venezuela. En noviembre de 1948, cuando los militares irrumpen contra el gobierno de Rómulo Gallegos, CAP se va a Maracay para constituir un gobierno de emergencia que defienda los incipientes ejercicios de democracia. Sufre su primer destierro a Colombia. De ahí se una a Betancourt para viajar a Cuba, donde reside hasta la instalación de otro gobierno de fuerza. Ambos, Betancourt y Pérez, encuentran refugio en Costa Rica, desde donde apoyan y dirigen las acciones que el 23 de enero de 1958 finalmente despejan el camino para que se instale en el país la más larga, fructífera, inclusiva, pero perfectible democracia de Suramérica.

CAP fue electo diputado, aunque al poco tiempo lo exigió Betancourt en su gabinete. Fue Jefe de la Fracción Parlamentaria de AD en el Congreso Nacional, Secretario General de su partido en uno de los momentos más difíciles que vivió Acción Democrática luego de la división encabezada por el Maestro Luis Beltrán Prieto. Fue electo Presidente de la República, primero en 1973, ejecutando una política de desarrollo acelerado que encontró apalancamiento en los decretos de nacionalización de la industria del hierro y del petróleo; luego, en 1988, CAP vuelve a ser electo Presidente con un inmenso apoyo, y emprende ahora importantes transformaciones en la economía, promueve decididamente la democratización del acceso al poder, perfila un nuevo país de cara a esos nuevos tiempos que avizora, pero no se percata que el estamento político y el poder económico no le lleva el paso ni está dispuesto a desprenderse de privilegios tan fácilmente.

La conjura obliga a un demócrata confeso a decidir entre defender sus principios, o defender su gobierno. El 20 de mayo de 1993, luego que tanto la Corte Suprema de Justicia como el Congreso de la República hallara méritos para iniciar un juicio contra él, Carlos Andrés Pérez se separa voluntariamente de la Presidencia, con la convicción de ser tratado con justicia y apegados a los hechos. La realidad fue distinta. Se le impone pena de cárcel sin mayor basamento jurídico que la venganza y la intención de convertirle en chivo expiatorio de los pecados que la política había cometido. En 1996, cumplida la condena, vuelve para recuperar la condición de Senador de la República, la cual le fue arrebatada por decisión judicial. En las elecciones de 1998 CAP es elegido Senador por dos estados: Bolívar, donde seguía estando grabado en la mente y los corazones de quienes aún le agradecen la nacionalización de la principal fuente de riqueza de esa región; y por su estado natal, Táchira.

Esa reivindicación dura poco. El país está enfermo de rencillas, de rencor, de revancha. Quieren a un vengador, como lo dijo CAP en entrevista televisiva. La marea arrasa todo, principalmente a las instituciones y la noción del Estado de Derecho. Pérez es nuevamente forzado a salir del país por las circunstancias que impiden que prive la razón sobre las emociones y la rabia. Muere el 25 de diciembre de 2010 fuera de su patria; sin embargo, sus ideas, su visión y, sobre todo, sus pronósticos están hoy más vigentes que nunca, particularmente en cuanto a lo que sobrevendría si Venezuela continuaba por la senda que indicaban quienes se empeñaron en destruirlo, y con él a la democracia misma.